miércoles, 13 de abril de 2016

Encarnación: primera “comuna libertaria” de América


   El 20 de febrero se cumple 85 años de la toma de Encarnación, la insurrección libertaria que por 16 horas declara “comuna sin explotadores ni explotados”, SIN PATRÓN, SIN ESTADO, ¡LIBRES! La toma de Encarnación era parte de un plan de liberarnos de la explotación laboral. Desde la madrugada del 20 de febrero de 1931 hasta la tarde de ese mismo día, fue en Encarnación, la única ciudad donde pudo concretarse. Estudiantes y obreros fueron parte de este gran porvenir. La represión de una huelga de albañiles derivó en la detención de muchos, lo que desarticuló el movimiento en Asunción. Al no recibir noticias de las demas ciudades estudiantes, obreros y campesinos de Concepción y Arroyos y Esteros deciden suspender esta acción. Pero en Encarnación, Villarrica, Posadas la decisión fue continuar con el plan de que tendrían noticias de Asunción y las demás “comunas” con el transcurrir de las horas. Según se relata en el libro “1931: La toma de Encarnación”, del autor argentino Fernando Quesada, en las primeras horas del 20 de febrero los estudiantes, obreros, campesinos y empleadas domésticas - sumarían alrededor de 40 o 50 - copan los puntos estratégicos de la ciudad - la delegación del gobierno, la comisaría, la oficina de telégrafos, la estación de tren, el mercado - y declaran a la ciudad como “comuna libertaria”. Las autoridades abandonaron la ciudad precipitadamente. En mas de 16 horas, para algunos el movimiento había fracasado en las demás ciudades. A esto luego de las 16 horas de liberacion se dice que un tren viene cargado de tropas militares que había partido ya de Asunción para reprimir a los soñadores utópicos en Encarnación. Mientras un grupo - encabezado por Obdulio Barthe - decide ir en una embarcación y remontar el río Paraná tratando de escapar.

Retrato del anarquista Félix Cantalicio Aracuyú,
 una de las figuras clave de la gesta revolucionaria.


   Otro grupo que estaban entre ellos Cantalicio Aracuyú, optó por permanecer en Encarnación. Sigamos al grupo de Barthe en el vapor “Bell” - perteneciente a la Compañía Barthe, de los familiares de Obdulio - y la chata “Esperanza” emprenden una travesía aguas arriba. La idea era navegar hasta Brasil y buscar refugio allí. En el camino desembarcan en un puerto, donde se aprovisionan de mantas y víveres. Pero en el siguiente puerto, Edelira, es donde toman la administración de la firma procesadora de yerba mate y queman todos sus registros. En esos libros constaban las infames deudas contraídas por los trabajadores con la compañía, a la cual quedaban atados en un régimen semi - esclavista. Los “mensú” solo podían abastecerse en el almacén de la compañía que les cobraba precios exorbitantes por los productos más básicos. Los
trabajadores no tenían más alternativa que adquirir una deuda que no dejaba de crecer. Barthe y sus compañeros hicieron cenizas de esos documentos que servían de base a la monstruosa explotación de aquellos hombres y mujeres, hubo un intercambio de disparos con un grupo de capangas de pasó con la Industrial Paraguaya a la altura de Presidente Franco - llegaron a Foz de Iguazú donde fueron considerados emigrantes políticos y recuperaron su libertad. Otro destino distinto aguardaba al grupo de Aracuyú. Fueron detenidos por la Policía, totalizando al final de la jornada 17 hombres. Además de Cantalicio, quien estaba herido por disparo en la cabeza de bala de parte de la policía, figuraban entre ellos la lista Humberto Amábile y el catalán Ramón Durán, fueron todos los detenidos embarcados en el vapor militar “Tacuari”. Cada cierta distancia, los militares abandonaban grupos de tres o cuatro personas - atados uno a otro a la altura de los tobillos- en la profundidad de la selva del Alto Paraná. Cuando quedaban siete y llevaban dos días atados con alambres cerca de la caldera del barco, corrió la versión de que iban a ser fusilados por los capangas de la Industrial Paraguaya, dirigidos por un siniestro personaje de apellido Matiauda. La intervención de un oficial de la embarcación los salvó. Luego de algunas semanas en Encarnación fueron trasladados a la capital y de allí algunos fueron desterrados a la Isla Margarita, en el río Paraguay, en la frontera con Brasil. Se incorporaron al grupo de los prisioneros por la huelga de albañiles, entre los que se encontraban Ciriaco Duarte, el adolescente Carlos Miguel Jiménez -autor de “Mi patria soñada” - y Francisco Gaona, en la Isla Margarita, aquellos desterrados fundaron una escuela de primeras letras para alfabetizar a la empobrecida población local. Otro grupo entre los que estaba el portugués José de Britos, quien fue a solidarizarse con la CNT en España para luchar contra el fascismo del golpe de estado del general Franco - fue deportado a Posadas tras la toma de Encarnación.

   Villarica: La historia de Villarrica merece un párrafo aparte ya que era la segunda ciudad del país. Carlos Codas y Francisco Sánchez Palacios: la idea era tan sencilla como audaz de estos hombres en la noche del 19 de febrero, las autoridades y las familias más acomodadas de Villarrica estarían en la fiesta principal de los carnavales en la Municipalidad. Esto daría a Carlos y Francisco la posibilidad de moverse por la ciudad sin despertar sospechas e incluso de utilizar disfraces. Tendrían a su favor el factor sorpresa y unas cuantas horas de ventaja para organizar la solidaridad con las demás comunas, el plan no era malo, pero quizás un exceso de confianza llamó la atención de algunos pyragues (infiltrados) que informaron al delegado de gobierno, Leonardo Apleyard, de la presencia de grupos de personas muy extraña en la zona céntrica de la ciudad. De inmediato se organizaron partidas de policías y civiles para buscar a los sospechosos. Carlos y Francisco no dudaron y se alzaron con dos automóviles a punta de pistola, dirigiéndose lo más rápido que pudieron hacia Paso Yobai. Desde allí siguieron a caballo hacia el Monday, pero finalmente fueron atrapados por la Policía.

   Posadas: También es justa una mención el grupo de argentinos que aguardaba en Posadas la consolidación de la “comuna libertaria” en Encarnación para cruzar el río y prestar su colaboración con la causa. Había una solidaridad entre los paraguayos y argentinos, al punto que la participación de éstos era considerada esencial, una vez que triunfara la comuna, tanto es así que hasta estaban viendo las áreas en las que ayudarían los argentinos. El profesor León Naboulet, por ejemplo, brindaría toda su experiencia en la enseñanza de matemáticas, ciencias e idiomas. Victorio Canavesse, un técnico en electricidad, iría a la usina de la ciudad. José María Ferreira, un experto en teléfonos, colaboraría en este campo. Algunos de estos que se pusieron a disposición de la primera comuna de América, como el profesor Naboulet y y el pampeano Marcos Kaner, son figuras reconocidas en Argentina.



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