Me he quedado sin trabajo y sentí la discriminación
del Estado y los que tienen capital,
hacia los pobres. Y se me ocurrió vender
encendedores para bolsillos. Al día siguiente,
remedios yuyos: cola de caballo y jaguarete
ka’a. Es que es difícil sobrevivir; si no
trabajas, no comes, ya que las riquezas para
el bienestar social están acaparadas (acumuladas)
por una minoría de privilegiados que
detentan el poder económico y no te queda
otra del chiste malo, trabajar
¿Cuando llegará en la vida el día en que seamos
libres? Unos pocos progresan mediante
una mayoría que se sacrifica en el trabajo
obligado y llegamos a esto. El trabajo debería ser arte y juego .
Dicen por ahí que prohibirán a las y los
vendedores ambulantes en los buses nuevos climatizados, algo que ya es realidad, se nos
cierran las puertas.
Ingenuos somos, estamos dejando sin el pan
de cada día a miles de familias y creando
una sociedad de desigualdad. Cerrando las
puertas no solucionamos nada; hay 3.000
vendedores ambulantes, ¿a dónde les meteremos
a todos/as?; hay compañeros con títulos
escritos, prácticas de pintor, electricistas, soldadores,
constructores, plomeros, dónde les
llevamos a ellos que están parados sin laburo.
Evitemos estos males que crean el Estado y el
Capital que discriminan a los que no tienen
fuentes de trabajo para llevar el pan de cada
día a sus hijos/as y familiares, y que solo les
queda ser un ambulante en las calles.
¡Abramos las puertas, hagamos caminos por
un porvenir mejor!
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