miércoles, 13 de abril de 2016

¿A dónde iremos a parar las y los 3000 vendedores ambulantes?


 Me he quedado sin trabajo y sentí la discriminación del Estado y los que tienen capital, hacia los pobres. Y se me ocurrió vender encendedores para bolsillos. Al día siguiente, remedios yuyos: cola de caballo y jaguarete ka’a. Es que es difícil sobrevivir; si no trabajas, no comes, ya que las riquezas para el bienestar social están acaparadas (acumuladas) por una minoría de privilegiados que detentan el poder económico y no te queda otra del chiste malo, trabajar ¿Cuando llegará en la vida el día en que seamos libres? Unos pocos progresan mediante una mayoría que se sacrifica en el trabajo obligado y llegamos a esto. El trabajo debería ser arte y juego                      . 

Dicen por ahí que prohibirán a las y los vendedores ambulantes en los buses nuevos climatizados, algo que ya es realidad, se nos cierran las puertas. Ingenuos somos, estamos dejando sin el pan de cada día a miles de familias y creando una sociedad de desigualdad. Cerrando las puertas no solucionamos nada; hay 3.000 vendedores ambulantes, ¿a dónde les meteremos a todos/as?; hay compañeros con títulos escritos, prácticas de pintor, electricistas, soldadores, constructores, plomeros, dónde les llevamos a ellos que están parados sin laburo. Evitemos estos males que crean el Estado y el Capital que discriminan a los que no tienen fuentes de trabajo para llevar el pan de cada día a sus hijos/as y familiares, y que solo les queda ser un ambulante en las calles. ¡Abramos las puertas, hagamos caminos por un porvenir mejor!




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