miércoles, 27 de julio de 2016

Marinakue y la remilitarización en Paraguay

La masacre de Marinakue fue una consecuencia fatal, pero no lógica, del proceso de remilitarización que vivió y vive Paraguay, con el gentil auspicio de la agenda militarista estadounidense. “La expresión definitiva de la dinámica de remilitarización está dada por el golpe de Estado parlamentario de 2012 tras la masacre de Marinakue, en la que las dos unidades militarizadas de la Policía Nacional tuvieron relevante responsabilidad: el GEO y la Fope”. (Carvallo, 2016).
Marinakue, el caso de la policía
El actuar policial concreto y preciso de las diversas agrupaciones especializadas de la Policía Nacional paraguaya (PN) en Marinakue el 15 de junio de 2012 responde a cabalidad a formas y procedimientos militares adoptados por el comando policial en el uso de la fuerza y sus consecuencias. Estas formas y procedimientos son:
a) Uso desmedido y desproporcionado de la fuerza con ánimo de aniquilar toda resistencia antes de que ésta se produzca. Para ello, se usa una fuerza seis veces superior al máximo de campesinos y campesinas presentes en el lugar, y más de diez veces superior a quienes la PN consideraba como con capacidad de resistencia. El uso desmedido de la fuerza se amplifica por el uso de armas letales, automáticas y medio aéreo de vigilancia, monitoreo y amedrentamiento, un helicóptero en este caso.
b) Se concibió a los campesinos y campesinas asentadas en el lugar como “enemigos” a los que erradicar de un territorio, el cual hay que invadir y desocupar. No se trata a los y las campesinas en su calidad de ciudadanos y ciudadanas, de habitantes locales, de civiles con derechos. La policía asumió un discurso de amigo/enemigo reflejado en los epítetos de “invasores” y “supuestos campesinos”.
c) La planificación de la intervención policial: movimiento envolvente, de pinzas, ataque por la retaguardia y vanguardia, grupos de élite militarizados de la PN al frente y al fondo las agrupaciones aun no militarizadas (Orden y Seguridad), como forma de involucrarlas experiencialmente en el proceso de militarización.

La masacre de Marinakue fue una consecuencia fatal, pero no lógica, del proceso de remilitarización que vivió y vive Paraguay, con el gentil auspicio de la agenda militarista estadounidense.

d) El total abandono del protocolo de intervención en ocupaciones masivas basado en los derechos humanos, introducido desde elMinisterio del Interior.
e) Los resultados de la intervención denotan una planificación estratégica de Estado mayor militar: la masacre consiguió efectos en cuatro áreas al menos:
e.1.) aniquilación total de la ocupación existente con resultado de muertos, heridos, detenidos e imputados entre los campesinos, así como la pérdida total de sus bienes y haberes;
e.2.) en un sentido más amplio, descrédito y derrota mediática de los movimientos campesinos y “carperos”. La propia reocupación de Marinakue no pudo hacerse hasta tres años después. El movimiento carpero tuvo escasa incidencia nacional después de eso.
e.3.) Al interior de la PN y el Ministerio del Interior (MI) se derrocó al sector de “derechos humanos”, anulándose el protocolo, y cayó el ministro. Comandantes involucrados en la masacre fueron ascendidos.
e.4.) Derrocamiento del gobierno de centro izquierda, recuperación del poder por los sectores militaristas de derechas, primero a través del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y luego por Horacio Cartes, quien impulsa una potente agenda remilitarizadora.
La masacre ocurrida en Marinakue fue el justificativo usado por el Parlamento para derrocar al presidenteFernando Lugo (2008-2012). Así como los cuerpos militarizados de la Policía Nacional formaron parte activa en la masacre, también está confirmada la participación de fuerzas militares en los operativos realizados en el lugar de la masacre. Fue la Policía Nacional (PN) la que tuvo a su cargo efectivizar el golpe, reprimiendo a quienes se manifestaron en contra de la destitución de Lugo por considerarlo un atentado a la democracia, tanto en Asunción como en los otros departamentos del país.
Desmilitarización y Remilitarzación en Paraguay hasta 2012
Tras el golpe militar que puso fin a la dictadura de Alfredo Stroessner en febrero de 1989, Paraguay vivió un proceso de desmilitarización institucional y social. Ese proceso surgió a inicios de la última década del siglo pasado y un desarrollo acelerado en las postrimerías de esa década y principios de la siguiente. El punto inicial de este proceso social e institucional de desmilitarización está dado por el compromiso de cambiar la Constitución stronista (1967) por otra de origen civil, ciudadano, y por la efectivización de dicho compromiso mediante su discusión asamblearia, aprobación y promulgación en 1992[1]. Esta Constitución incorporaba el derecho de objeción de conciencia en su articulado, un derecho con un largo historial antimilitar.

Tras este proceso de desmilitarización, Paraguay ha tenido por más de una década un proceso de remilitarización que continúa hasta el presente.

Tras este proceso de desmilitarización, Paraguay ha tenido por más de una década un proceso de remilitarización que continúa hasta el presente.
Militarización es “la proyección de dos procesos distintos pero constitutivos entre sí: uno en el que las instituciones militares se constituyen como actores centrales en el conjunto del campo organizacional de políticas de seguridad pública, y otro en que las instituciones civiles pertenecientes a ese campo adquieren lógicas militares tras la activación de mecanismos de cambio institucional isomorfo Militarización es un proceso de adopción de lógicas del paradigma de lo militar, que va acompañado por un proceso de cambio en la distribución de poder a favor de las instituciones militares en lo que respecta a la estructuración de la violencia estatal.” (Morales & Pérez, 2014). Y el militarismo es “un sistema, una lógica y un conjunto de normas que perpetúa y recrea nuestras sociedades y nuestras vidas diarias, que perpetúa las rígidas normas de género y está basado en ideas hetero-sexistas de género que definen la masculinidad como físicamente poderosa y agresiva, mientras que la femineidad es sumisa y dócil. El militarismo, finalmente, depende de, y recrea, un orden mundial racista y jerárquico que nos dice la vida de quién merece ser defendida y la de quién no.” (Alvine Andersson, 2012).
La remilitarización, en tanto, se “manifiesta en incremento de efectivos y del gasto militar; nuevas adquisiciones de armamento y medios; construcción de nuevas instalaciones; nombramiento de oficiales activos o en retiro en ministerios de Gobernación (Seguridad), jefaturas policiales y otros cargos públicos; militarización de las policías; creación de unidades militares dentro de éstas; aprobación de leyes y decretos que conceden mayores cuotas de poder y espacios de autonomía en función a los ejércitos, y operativos conjuntos ejército-policía” (Cajina, 2014).
Un indicador de ese proceso de desmilitarización es la reducción que hubo en el gasto militar como porcentaje del PIB: en Paraguay había disminuido de 2,3 % en 1991 a 1,5 % en 1995; para 1997 había vuelto a subir a un 1,7 %, según cifras del Banco Mundial. Tras las intentonas golpistas de Lino Oviedo, el porcentaje del PIB dedicado al gasto militar se redujo al 1,0 %, en 2003 y 0,9 % en 2005, el más bajo en décadas, según la misma institución. El proceso de desmilitarización llegó a su punto mayor bajo el gobierno del presidente colorado Nicanor Duarte (2003-2008); en lo simbólico cultural, será Duarte quien por primera vez, en la transición democrática, no tenga a un militar o ex militar en el cargo de Ministro de Defensa durante la totalidad de su mandato.

Es también bajo el gobierno de Nicanor Duarte que se inicia el proceso de remilitarización que actualmente vivimos.

Es también bajo el gobierno de Nicanor Duarte que se inicia el proceso de remilitarización que actualmente vivimos. Esto se observa cuando, tanto el gobierno como la élite política paraguaya, sienten que ha sido superada la amenaza del caudillismo militarista representada por Lino Oviedo, o que al menos resultaba manejable política y electoralmente; al mismo tiempo que se afirma la normalidad institucional que aseguraba gobernabilidad. Lino Oviedo pasó a ser en ese momento un actor político “democrático” a quien se le había quitado influencia directa sobre lo militar. Por otra parte, con la reducción del gasto militar, se les advirtió a los militares sobre las consecuencias de intentar más aventuras golpistas.
El porcentaje correspondiente al presupuesto militar en el PIB volvió a crecer y para 2008 ya era un 1,1 %, según el Banco Mundial. Durante ese tiempo se renovaron y firmaron convenios con Estados Unidos yColombia para entrenamiento militar que aceleraron la conformación de Fope (Fuerza Operativa Policial Especializada) y GEO (Grupo Especial de Operaciones) como unidades militarizadas privilegiadas al interior de la Policía Nacional, desde su fundación a principios de los años ’90 del siglo pasado.
Lino Oviedo, símbolo del caudillismo militar, quedó tan rehabilitado y reducido, que pudo lanzar su candidatura presidencial en 2008, sin éxito. El gobierno de Nicanor Duarte restituyó sus derechos civiles a Lino Oviedo, y de ese modo, simbólicamente, marcó la reafirmación del poder y la impunidad de lo militar. El caso de los siete jóvenes asesinados durante el Marzo Paraguayo (1999) no solo quedó impune, sino que incluso las familias de las víctimas fueron castigadas por el sistema judicial.
Será el gobierno de Fernando Lugo (2008-2012), el que dará impulso a la remilitarización del país. En lo simbólico institucional, se vuelve a instalar a un militar, un general en retiro, a cargo del Ministerio de Defensa Nacional, así como a incrementar significativamente el presupuesto de Defensa, llegando al 1,4 % del PIB en el año 2012, según datos del Banco Mundial.
Fernando Lugo, con la excusa de la existencia del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo), decreta Estados de excepción y realiza operativos conjuntos policiales-militares en la zona norte del país (San Pedro, Concepción y Amambay); tal es así que durante el periodo 2009-2011 se contabilizaron cinco operativos en esa zona y la declaración de dos Estados de excepción. Al mismo tiempo, durante el gobierno de Lugo, se publicó la Ley 4.013/2010 que reglamenta la objeción de conciencia, a través de la cual se instala inconstitucionalmente el servicio civil obligatorio (con carácter retroactivo).

[1] Artículo 37 de la Constitución de la República del Paraguay, 1992.
Bibliografía
Andersson, Alvine (2012) Ocho razones por las cuales el antimilitarismo necesita el queer, en El Fusil Roto n° 93, Londres: IRG. pps 1 y 2.
Banco Mundial, datos revisados el 15 de abril de 2016 en:http://datos.bancomundial.org/indicador/MS.MIL.XPND.GD.ZS?page=4
Carvallo, Pelao (2014) Antimilitarismo en América Latina, una mirada libertaria. En revista Ekintza Zuzena n°41. Ediciones EZ: Bilbao pps 99-101.
Carvallo, Pelao (2016), Desmilitarización y Remilitarización en Paraguay. Ponencia presentada en el Taller Paraguay en las Ciencias Sociales, PUC Asunción, junio 2016
Colectivo Utopía Contagiosa (2012) Política Noviolenta y lucha social Alternativa noviolenta a la defensa militar. Libros en Acción: Madrid. Pág. 203.
Morales, S. & Pérez, C. (2014). “Militarización: Una propuesta conceptual basada en el caso mexicano (1995-2012)” en MvB Documentos de trabajo. Berlín: México vía Berlín e. V. No. 2, 2014: 36. (Con Sabina Morales Rosas) revisada en: http://mexicoviaberlin.org/wp-content/uploads/2014/04/MvB_WP_2014_002_mpr_Militarizaci%C3%B3n_FULL.pdf
Speck, Andreas (2015) El plan de acción del Movimiento en Manual para campañas noviolentas, Internacional de Resistentes a la Guerra, segunda edición, página 79.
Por Pelao Carvallo
Julio 10 de 2016
Pelao Carvallo


jueves, 21 de julio de 2016

La nueva subversión


   El actual descarado ejercicio de Terrorismo de Estado por parte de los poderes fácticos y la incapacidad de generar una respuesta real a los problemas emergentes de la época que nos toca vivir por parte del amplio espectro de organizaciones que se reclaman de izquierda no hace más que reforzar la convicción acerca de que es necesario construir un nuevo enfoque revolucionario desechando las viejas fórmulas que se arrastran desde el siglo XIX.

  Para eso cabe hacer un análisis de la actual coyuntura política, en especial de la izquierda paraguaya, que con sus partidos políticos y coaliciones deforman el significado de lo que sería una revolución social integral  y limitan así el interminable arsenal de herramientas disponibles al posible saqueo (enhorabuena) de las nuevas generaciones de luchadores sociales.

   Es hora de construir proyectos que busquen subvertir realmente las actuales formas de dominación en todos los niveles. Desde reconocer al Estado y sus instituciones como un organismo eminentemente burgués hasta reconocer que la participación en organismos que pretendan tomar los bastiones burgueses o replicarlos con un discurso revolucionario son justamente lo contrario; reaccionarios y por ende enemigos de proyecto a pesar de que muchas veces nos los encontremos en las luchas, en algún momento estaremos en lados opuestos de la barricada.

   Los partidos, protopartidos y grandes organizaciones gremiales que se consideran herederas de las corrientes marxistas en casi todas sus corrientes han reproducido entre sus “militantes” una doctrina de la obediencia en función a una supuesta eficacia que solo consigue erigir líderes, figuras y mantener el monopolio real de las distintas iniciativas de luchas. Han cambiado los cortes de calle y las cubiertas quemadas por grandes festivales musicales; han deformado la idea de “asamblea participativa y horizontal desde abajo” hasta transformarlas en el famoso micrófono abierto en el mejor de los casos, y en la intransigente lista de oradores en el peor de los casos.
Es momento de dejar de confiar en la lógica de partido que pretende “organizar” vanguardistamente en nombre de una supuesta clase social cada vez más difusa.

  Es cierto, es lamentable abandonar frases como “proletarios del mundo, uníos” más no pretendamos tapar el sol con un dedo y comprendamos de a poco que un cambio en la estructura social y en las formas de producción merecen nuevas formas de resistencia y de ataque a un modelo que pretende mostrarse democrático, más por todos lados exuda una fiebre totalitaria y mercantilista.

   La lucha debe ser enfocada de manera radical por lxs nuevxs luchadores sociales, lxs nuevxs rebeldes e insurrectxs. Y eso no significa revivir la nostalgia de las viejas guerrillas marxistas, sino extender la confrontación con un planteamiento radical en todos los aspectos.

   Nos figuramos una sociedad igualitaria, libre de sexismo, autoritarismo y con un reparto equitativo de las riquezas. Una sociedad libre y liberadora tanto del individuo como del colectivo social. Tal sociedad solo puede ser fruto de una revolución cultural, una transfiguración de los valores dominantes en la sociedad capitalista. Esa revolución social no puede ser alcanzada través de métodos que le sean contrarios, como lo son el Estado, la democracia parlamentaria, el tan mentado “poder popular”, ni mucho menos por una dictadura del “proletariado”, sino más bien por la creación del  ANTIPODER a través de la organización autogestiva, horizontal, federativa y asamblearia de grupos e individuos a lo largo de todo el territorio.

   La lucha social, encarada de ese modo radical y anarquizante, en oposición a toda autoridad, por ser contraria a la sociedad que anhelamos, probablemente de forma tímida en un comienzo deberá despojarse de los vicios burocráticos que reaccionariamente buscarán sobrevivir de manera más o menos disimulada. Para ello habrá que recuperar el ejercicio de la acción directa en todos los niveles de la lucha. Retomar las calles, ya no para hacerla víctima de meros desfiles políticos en demostración de fuerza, sino para cortar con la monotonía del espectáculo estéril a través del uso de la fuerza y la inteligencia insurreccional de todos y todas.


   No hablamos acá de la forma que habrá de tomar la organización de la sociedad futura, pues eso corresponderá al desenvolvimiento de acontecimientos sobre los cuales nadie puede ni debe tener control alguno. Más bien nos deshacemos de los viejos harapos pesados y nos pondremos a la tarea de tejer un nuevo punto de partida…


martes, 12 de julio de 2016

         
 LLAMADO A LA SOLIDARIDAD CON LXS PRESXS POLÍTICXS EN PARAGUAY

  En el año 2012, en pleno gobierno de izquierdas en Paraguay se da lugar a uno de los hechos sociopolíticos más terribles que se tenga memoria en la historia de la mal llamada transición democrática. 

  El 15 de junio de ese año amanecíamos con la noticia de un supuesto enfrentamiento entre campesinos y policías en la ciudad de Curuguaty, departamento de Canindeyú. Ese día, en el marco de la lucha por la tierracayeron muertos compañeros campesinos en un operativo policial que sirvió como fundamento al posterior golpe parlamentario que destituyó través de una alianza del PLRA y la ANR al gobierno socialdemócrata de Fernando Lugo.


  A partir de allí vimos la prioridad de solidarizarnos activamente en la calle con los familiares de las víctimas y los sobrevivientes de la masacre mientras una parte de la población hacía oídos sordos y otra centraba su atención en el análisis político de la situación.

  Hoy día a cuatro años de ese hecho, 11 compañerxs sobrevivientes han sido juzgados por cargos como asociación ilícita y homicidio doloso obteniendo sentencias de hasta 30 años sin una sola prueba que demuestre la “culpabilidad” de la muerte de seis policías.

  Como anarquistas hemos participado, junto con otros compañerxs en lo posible de espacios y acciones tendientes a buscar la libertad de estxs compañerxs, víctimas y sobrevivientes del terrorismo de estado auspiciado por los poderes fácticos, que una vez más, no contento con robarles la vida de sus seres queridos además quieren encerrarlos con tal de que no salga a la luz la verdad acerca de este montaje.

  Mientras nos movilizamos localmente invitamos desde ya a los compañerxs anarquistas, insurrectxs y rebeldes del mundo a informarse y realizar acciones en la medida de sus posibilidades en las embajadas paraguayas de sus países con el fin de generar una presión en la búsqueda de nulidad de este proceso. 

Desde Paraguay saludamos a todxs lxs presxs y compañerxs perseguidxs alrededor del globo!


LIBERTAD A LXS PRESXS DE CURUGUATY!!!

INSURGENCIA URBANA ANARQUISTA