miércoles, 5 de abril de 2017

POR QUÉ SI LUCHAR?

Por que estamos alerta? Por qué estamos movilizadxs? Por qué estuvimos en la calle? Por qué invitamos a la movilización social a pesar del llamado de varios sectores a no salir a las calles?

   No nos hacemos ilusiones puristas respecto a la coyuntura política actual. Sabemos que los sectores enfrentados responden a grupos de poder en el cual toda la derecha y una parte importante de la izquierda partidista tienen una gran responsabilidad.

  Antiguos golpeados se convierten en golpistas y una parte del golpismo se convierte en golpeado haciendo llamados a defender la constitución y la democracia. Más sería igualmente de ingenuo negar que desde el 2012 para acá se ha estado dando un reforzamiento de las facultades del ejecutivo que está ejerciendo una especie de dictablanda capaz de mutar a dictadura según sus intereses y según la circunstancia contribuyendo al debilitamiento de las organizaciones sociales especialmente en el campo con la militarización  y al saqueo trasnacional de los recursos a través de las privatizaciones.

   No pudimos frenar la alianza pública privada en cuyo día de aprobación hubo una movilización multitudinaria reprimida casi sin resistencia. No pudimos frenar la modificación de la ley de defensa interna que pone al ejército a disposición del ejecutivo a utilizarse a su antojo. Súper poderes comparables a aquellos poseídos por la dictadura stronista pero ahora investida de una maleabilidad tal que hasta suena a ficción a muchos su peligrosidad.

   Sin menospreciar la labor constructiva,(o el trabajo de base como le llaman otrxs) tan necesaria para avanzar hacia un proyecto de cambio real a largo plazo parece sin embargo que mientras el sector más purista de la izquierda se sumerge en un interminable proceso de acumulación de fuerzas presentándola como única alternativa hacia la revolución mediante la constitución del CDP y la creación de un tal poder popular, el Cartismo avanza a pasos agigantados como punta de lanza de los grupos económicos que representa.

  Otra parte de la izquierda, por su carácter reformista y con énfasis en el calculo político y no social a arrastrado a gran parte de sus activistas a una tibieza tal (si no conservadora) que la vuelve inepta a la hora de enfrentar el terrorismo de estado que ha ido también realizando esa acumulación de fuerzas. A nivel macropolítico la acumulación de fuerza no se ha reflejado en un ataque real a las estructuras represivas del estado sino que a veces hasta las refuerza.

    Grandes movilizaciones, juntadas de firmas, mitines simbólicos, micrófonos abiertos y hasta alianzas “estratégicas” han demostrado la incapacidad de la izquierda de tumbar el proyecto cartista sin la ayuda de una hipotética crisis económica o política.

   Esta crisis política presente es un momento propicio para cambiar el paradigma victimista y pasivo de las organizaciones ante el atropello neoliberal en tanto está arrojando a las calles de forma espontánea a colectivos y grupos autoorganizados en una actitud ofensiva contra el estado terrorista, valga la redundancia. La prensa solo habla de la quema del congreso, la represión y la muerte de un militante liberal, pero no habla de las miles de personas que se autoconvocaron con la mayor de las rabias a iniciar una lucha callejera en el microcentro que tardó más de cinco horas en ser controlada.

   Se construyeron barricadas casi en cada calle del microcentro al grito de “dictadura nunca más” y no escuchamos a ningún político hablar  de esa gran fiesta popular que no pudo ser dirigida por caudillito de ningún signo. Pues no solo los liberales disputaron el terreno al impulso destructor de la rabia ciudadana. Todos ellos hablan de represión, represión y más represión. Quienes nos autoconvocamos y  luchamos en las calles esa noche sabemos que hubo represión, pero hablemos de lo otro, hablemos de la revuelta, de la lucha callejera contra el brazo armado del capital.

   Comprendemos el miedo que tienen los poderosos que se extienda ese relato, por eso buscan artimañas para desviar la atención con el fin de evitar lo más posible una nueva explosión de ira. Los liberales saben que no pueden controlarla, los futuros cómplices, aún inhibidos, deben saber que el lenguaje del viernes 31 es el único lenguaje por el cual se podrá retroceder el creciente reforzamiento del terrorismo de estado, y porque no, una nueva dictadura.

   Quienes dudan en tomar las calles contra la represión o llaman a no hacerlo a pesar de estar contra ella argumentando en este momento hacerle el juego a la derecha, o están presos del miedo (que es razonable ante tanta violencia policial) o no están a la altura de la situación.
Abajo el terrorismo de Estado! Abajo el Estado! Abajo el Estado y sus políticos! Abajo el Estado y el capital! Que se vaya Cartes! Que se vayan Todos!
Arriba lxs que luchan!


                         Grupo Afín Anarquistas Insurrectos (GAAI)

1 comentario:

  1. BRAVO, FORMIDABLE, DE ACUERDO, PERO NO DESPRECIEMOS AL CDP Y A OTROS CAMARADAS COHERENTES, AUNEMOS FUERZAS!

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